viernes, mayo 08, 2009

Historias Falsas: La otra del uno


...La boca pequeña de su muchacha le parecía de barro.
No es que fuera de su pertenencia, si no como a uno le pertenecen las ideas o los letargos de mediodía. Ella le decía que periódico leer, a que orquesta escuchar y los documentales que ver.
A ella le gustaba correr con mímica hacia ningún punto en particular, y tomar fotografías. A él, solo le gustaba contemplarla y pagar el revelado que le se sentía parte del resultado en blanco y negro.
Si él hablaba, ella lo contradecía.
Si ella se movía de lugar, él la contemplaba por lo que se quedaba como animal prehistórico al asecho. Así la cazó varias veces.
Acabaron desentendiéndose uno del otro (La otra del uno, para ser preciso) por que, a pesar que ella se despertaba por las mañanas dando una serenata completa de todos los ruidos posibles para llamar su atención, el solo abría un ojo y con ese la contemplaba y sin decir más se levantaba a ducharse bajo las tibias aguas del conformismo para limpiar la falta de valor para confrontarla, pedirle que lo dejara dormir y que la dejara amarla sin consecuencias.
Sin que hubieran pasado unos algunos meses, ella partió al mar y él se quedó en su rutina de contemplar. Le parecía lo mismo contemplar el ropero, pues amanecía distraído más que la misma costumbre
...


*http://lifegoesonintehran.com/13_April_2008.html

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