lunes, enero 21, 2008

Martina

Sales de tu casa

igual que de tus sueños

igual de presurosa

aunque deseando que duren un poco más

Pasas sin percibir el jardín
que te invita a dedicarle dos minutos;
uno a los helechos
y otro a las espinas de los rosales que has dejado morir.

En vez de eso,
abres el barandal de metal

y solo el sonido del paso de la helada mañana te advierte el desengaño.

Has despertado y no te encuentras segura.

No desesperes Martina.
Una mañana tu vista no volverá a ver donde has partido
Una mañana no tendrás que despertar.

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